Hoy caminé hasta Astorga en la grata compañía de Mercedes. Nos despedimos de Besnd en el albergue pues el iba a esperar por Sandra, quien ayer se atrasó caminando por dolores en las piernas.
Iglesia de la Trinidad.
Es evidente el carácter defensivo que tuvo este templo en el pasado. Maciza construcción que daba prioridad a la necesidad de protección a sus feligreses, antes que a la luminosidad o concesiones estéticas. Su alta torre, que servía para dar la señal de alarma en situaciones de peligro, concede verticalidad al conjunto a través de su cuerpo de campanas y su espadaña.
Entre Santibáñez de Valdeiglesias y San Justo de la Vega, conocimos caminando a la valenciana Carmen Galdón. Desde ese día tuve la dicha gracias a Dios de compartir con Carmen en muchas etapas del Camino hasta la llegada a Santiago de Compostela. Siempre me daba mucho gusto encontrarme con ella, pues es una chica que inspira paz y tranquilidad. Pudimos compartir en Astorga, La Faba, Sarria, Palas de Rei y Santiago de Compostela.
Crucero de Santo Toribio.
El crucero de Santo Toribio, obispo de Astorga, nos anuncia que estamos cerca de San Justo de la Vega. Se cuenta que en este lugar el Santo se sacudió las sandalias cuando escapaba de Astorga camino a Liébana.
Iglesia Parroquial.
Llegando a Astorga.
Catedral de Santa María.
Fue iniciada su construcción siendo Obispo D. Alvaro Osorio y Guzmán (1440-1463), quien expidió una bula en 1444 por la que se pone de manifiesto el acuerdo del Cabildo para empezar las obras de remodelación de la antigua catedral románica. De esta antigua catedral se pueden encontrar restos como la Capilla románica que alberga una pequeña imagen de la Virgen, situada en el tramo contiguo a la entrada renacentista, o la capilla de Santa Marina en el actual Museo Catedralicio.
La cabecera, englobada en lo que muchos autores consideran como gótico florido español, recuerda las catedrales de Sevilla o Salamanca. Se muestra verticalizante, con pináculos y finos contrafuertes de gran sencillez, y con una ornamentación hoy desaparecida o nunca terminada que no sobrecarga la visión del conjunto. Sobre este cuerpo, la imagen de Pedro Mato, un acaudalado maragato de significado desconocido, el cual se ha convertido en una de las insignias de la bimilenaria ciudad.
En el atrio, bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón fue construida la fachada lateral. Ese conocido arquitecto permaneció en Astorga hasta 1559, aportando su estilo a la fábrica de la Catedral no sólo en el exterior, sino también en dos capillas del interior. El estilo contrasta fuertemente con el gótico anterior, y deja clara la influencia del romanismo que recibió el edificio durante esta etapa constructiva.
Cuanto más se acerca uno a la fachada principal, queda más patente la presencia de nuevos estilos arquitectónicos que llevan la obra hasta la fachada barroca realizada por Pablo Antonio Ruiz a partir de 1708 sobre la anterior románica. La exuberante decoración recoge cinco escenas de la vida de Cristo.
Las dos torres están unidas a la fachada de tal forma que son en el interior sendas capillas abiertas a la nave lateral. La torre vieja tiene fecha de 1678, y fu afectada por el terremoto de Lisboa (1775), por lo que su finalización no se produjo hasta 1965. La torre nueva, de color rosáceo está fechada en 1692, y no se concluyó hasta 1704. Una y otra presentan en las esquinas decoración de animales que constituyen un programa de emblemas alusivos a la vida cristiana, muy propios de la doctrina tridentina. En los cuerpos intermedios vemos los monumentales escudos del cabildo y la monarquía.
En el interior, lo que primero nos llama la atención es el retablo mayor obra de Gaspar Becerra. El escultor colaboró en la mitad del siglo XVI con los italianos Vasari y Valterra, además de moverse en la órbita de Miguel Angel. Al contratar el 8 de Agosto de 1558 la obra astorgana, no puede por menos que convertirla en la puesta en práctica del nuevo estilo importado por él desde Italia.
Al otro lado de la vía sacra, se encuentra el coro. Comenzó a construirse en el año 1515, conociéndose únicamente el nombre del entallador: Juan de Colonia. Estilísticamente ha sido comparada por numerosos autores con la de la catedral de Zamora, aunque la de Astorga se muestra más tendente al retrato realizado con mayor desenvoltura.
A la izquierda del Altar Mayor se encuentra la Capilla de la Majestad, un retablo del siglo XVII que alberga la imagen de la Virgen de la Majestad, cuya espalda es un relicario de la Cruz del Calvario. La talla está considerada como uno de los más claros ejemplos de tipología bizantina dentro de las vírgenes españolas del siglo XII.
A los pies de la Catedral, el retablo hispanoflamenco de San Miguel, dedicado a este santo según una inscripción de 1530. El programa de las tablas realizadas con la minuciosidad propia de los artistas flamencos, resume el ciclo de la Pasión, enmarcado por una arquitectura ricamente decorada con candelieri.
Palacio Episcopal de Gaudí.
El primitivo Palacio fue construido en tiempos de Doña Urraca, quien donó al Obispo Don Pelayo en 1120, un solar dentro del recinto de las murallas. Años más tarde, don Nuño, el prelado don Alvaro Osorio y don Mariano Breznes Arredondo readaptaron sucesivas veces el edificio hasta que se incendia dos meses después de la toma de posesión del obispo don Juan Bautista Grau y Vallespinós. Con él se comenzaron las gestiones para reedificar la residencia episcopal, y finalmente contrata en 1887 a su paisano Antonio Gaudí para realizar el actual palacio.
Durante el mandato del obispo Grau, se construyeron las dos primeras plantas hasta el piso noble. A su muerte sólo quedaba por rematar el último piso y cerrar los tejados. Sin embargo, su desaparición provocó el desencanto de Gaudí y, sobre todo, el inicio de fuertes disensiones con la nueva Junta Diocesana. En consecuencia, en ese año de 1893 se paralizan las obras.
Hasta la llegada del obispo asturiano don Julián de Diego y Alcolea no se van a reemprender de forma continuada. Para poder proseguir, contrató a Ricardo García de Guereta quien, de forma más sencilla pero muy ajustada a los planos iniciales, termina el Palacio. A su vez, se contratan decoradores para los interiores, siendo de destacar el fresquista Fernando Villodas; el vidriero francés José Maumejean; y el escultor Enrique Marín.
En 1913 fue consagrada la capilla, y al año siguiente Guereta abandona la dirección. Sería en 1956 con el nombramiento del obispo Castelltort, cuando se reemprendan de forma definitiva las obras de culminación. El Palacio fue terminado ya en 1961, con el obispo González Martín.
Está orientado de Sureste a Noroeste, y apoya el lateral Nordeste sobre la antigua muralla. Su volumetría es cúbica, con cuatro torres cilíndricas y dos salientes fundamentales: el pórtico de acceso de arcos paraboloides abocinados, y el ábside de la Capilla, de marcado estilo gótico. Tres de los torreones son de idénticas dimensiones, excepto el orientado hacia el Norte, cuyo diámetro es mayor por albergar la escalera principal del edificio.
Los vanos abiertos son trilobulados, de una tipología ciertamente particular, pero muy influida por Violet-le-Duc. El arquitecto Ricardo García de Guereta se hizo cargo de los remates, siguiendo con gran fidelidad el proyecto inicial de Antonio Gaudí.
Su cromatismo grisáceo, de piedra granítica de Montearenas le hace destacar sobre la rosácea catedral. Tres ángeles de zinc permanecen en el jardín que rodea al palacio sin haber podido ser colocados en lo alto de la cubrición. Cuando Gaudí abandonó Astorga, no dejó explicaciones sobre su disposición. Portan los atributos episcopales, en clara alusión al obispo Grau y complementan el templete que fue colocado en su memoria en el interior de la capilla.
El interior sigue las pausas volumétricas del exterior. Destaca la habilidad que tuvo para dotar a los diferentes pisos de gran luminosidad. El foso se torna en un elemento de iluminación de los sótanos, y en los pisos principal, noble y ático, las vidrieras cumplen a la perfección. Cada planta está ambientada según su función: los sótanos no tienen mayor decoración que la bicromía entre la piedra y el ladrillo de las bóvedas. Los pisos superiores emplean tanto el enfoscado blanco como el sillar granítico. El toque decorativo lo pone la cerámica de Jiménez de Jamuz, vidriada en los principales salones, y hábilmente colocada en las aristas de los arcos y en los nervios de las bóvedas de las dos principales plantas.
Carmen, Mercedes y yo, quedamos en reunirnos por la noche para cenar y degustar uno de los platos típicos más importantes de la provincia, el "Cocido Maragato", en el ambiente y magnífico marco de la auténtica "Casa Maragata".
El cocido maragato es el cocido de todas las regiones españolas adaptado a la forma de ser maragata. Y cual es? Nada más ni nada menos que comiendolo al revés que los demás cocidos. Y por que este orden contrario al de los demás cocidos españoles? Unos dicen que es para entonar el cuerpo y otros que la razón es que si sobra algo, lo mejor es que sea la sopa. Desde la antigüedad corre una tradición: Y es la de que los mariscales de Napoleón, cuando tenian su Cuartel General del sitio de Astorga, un día de ataque que iban a comer un cocido y como la batalla había comenzado, pero querían comerse lo mejor de aquel plato por lo menos, por si tenían que salir de estampida para el campo de batalla y no podían terminar, comenzaron a comerlo por lo más sabroso, las carnes; pero como la batalla se prolongó les dio tiempo de llegar hasta el final. A los mariscales napoleónicos les resultó suculento el comer el cocido así y rápidamente se propagó la noticia en la comarca.
Ingredientes del Cocido Maragato
El Cocido Maragato se compone de las carnes, los garbanzos con la verdura, la sopa y por último el postre. Lo típico es comer primero la cosas sólidas, después los caldos. Así:
Primero:
Las carnes que son diez: Chorizo, tocino, morcillo de vaca, gallina, oreja, pata, lacón, panceta, morro de cerdo, cecina de vaca y el relleno.
Segundo:
Garbanzos, patatas y verduras.
Tercero:
Sopa de fideos que puede ser tan espesa que se mantiene derecho el tenedor que en ella se clave.
Final:
De postre el roscón maragato y las natillas, seguido de una "queimada" para entonar.
Deleitable cena con peregrinos españoles. Me acompañan de izquierda a derecha; Mercedes, Ignacio, Fidel y Carmen.
El cocido es el plato fundamental de la gastronomía maragata, siguiéndole en segundo término el "Congrio al Ajo del Carriero". Ese plato será para la próxima si Dios me lo permite.
Caminando de regreso al Hotel Guadí.
Vista desde el balcón del Hotel Gaudí.
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