Introducción:
Desde hace más de 1200 años, hombres y mujeres de toda Europa y el resto del mundo han viajado hasta Santiago de Compostela para cumplir el ritual cristiano de orar ante la tumba del Apóstol Santiago. Sus pasos fueron forjando una senda a través de todo el norte peninsular, desde los Pirineos hasta los montes de Galicia, que con el tiempo alcanzó nombre propio: el Camino de Santiago. La ruta sigue abierta y señalizada hoy en día y permite peregrinar a Compostela a pie, en bicicleta o a caballo prácticamente igual que lo hicieron los peregrinos medievales.
El Camino, hoy..
En la antiguedad hubo muchos caminos a Santiago. El que hoy conocemos es el Camino Francés, llamado así por que fue el más transitado por los caminantes que llegaban desde Francia y también por que muchas ciudades por las que transitaban se repoblaron con francos, extranjeros, y otros, dedicados al comercio y los trabajos artesanos. Tiene dos entradas, una por Roncesvalles, en los Pirineos navarros, y otra por el puerto de Somport, en Huesca. Ambos ramales se unen en la localidad navarra de Puente la Reina donde "todos los caminos a Santiago se convierten en uno solo".
Historia:
El descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago se produce en el año 813. Un pastor llamado Pelayo, de la remota Galicia cree ver un campo de estrellas señalando un lugar en el monte Libradón. Da cuenta a Teodomiro, obispo de Iria Flavia, quien acude a inspeccionar el lugar. Lo que encuentra es un arca de mármol y en su interior unos restos humanos. Teodomiro declara por revelación divina que aquella es la tumba del apóstol Santiago y avisa al rey astur Alfonso II el Casto, quien ordena levantar una primera iglesia de ladrillos de barro para proteger el lugar santo. Santiago el Mayor, hijo de Zabedeo, fue uno de los 12 apóstoles que acompañaron a Jesucristo. Algunas leyendas dicen que estuvo en España predicando la doctrina de Jesús. Murió decapitado en Jerusalén, en el año 42, por orden de Herodes Agripa. Según la tradición, sus discípulos robaron su cuerpo y lo trasladaron en un viaje marítimo de siete dias de duración hasta la desembocadura del río Ulla, la actual ría de Arousa, para cumplir con el rito arraigado entre los apóstoles de ser enterrados donde predicaron. Después de varios hechos milagrosos, que convencieron a la reina local Lupa, lo enterraron en el mismo lugar donde siete siglos después lo descubriría Pelayo.
Para entender el significado de un hecho tan lejano, entre la leyenda y la realidad, hay que ponerse en la situación histórica de aquellos momentos. En el primer tercio del siglo IX la península ibérica se encontraba prácticamente dominada por la invasión musulmana. Sólo unos pequeños reinos cristianos resistían el empuje en las montañas de la Cornisa Cantábrica. Mientras los mahometanos unificaban sus fuerzas al grito de Mahoma, el bando cristiano no tenía un líder carismático, una figura que representara sus ideales. En este escenario se ha de situar la aparición del sepulcro del Apóstol. Por fin, el bando cristiano disponía de una figura capaz de unificar la lucha contra el enemigo común. Pocos años después, en el 23 de Mayo de 844, el rey Ramiro I de Asturias se enfrenta en Clavijo, cerca de la actual Logroño, a las tropas musulmanas de Abderramán II en clara desventaja numérica. Entre el fragor de espadas y lanzas, el Apóstol Santiago aparece sobre un caballo blanco repartiendo mandobles a diestro y siniestro sobre la morísma. Los cristianos vencen contra todo pronóstico y el mito jacobeo traspasa definitivamente los Pirineos. Todo Occidente se vuelve en el culto a los restos del Apóstol, haciendo suya la responsabilidad de asegurar el paso hacia Compostela. Desde entonces, peregrinos de toda Europa comienzan a caminar en dirección a la capital gallega. La iglesia de ladrillos de barro fue poco a poco convirtiéndose en una catedral de grandes proporciones, siempre rodeando al lugar donde se encontró el arca con los restos sagrados. Apareció una nueva terminología, la de peregrino, viajero a Compostela, como antes lo fue romero, para quien visitaba Roma, o palmero, en alusión al que acudía a rezar a Jerusalén. Los primeros peregrinos recurrían a viejas calzadas romanas, sobre todo a la Via Aquitania, que unía Burdeos con Astorga a través de Vitoria y Briviesca (Burgos). Aprovechando que la Reconquista desplaza la frontera con el mundo del Islam cada vez más al sur, los reyes Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León fundan ciudades (Estella, Puente la Reina) para repoblar sus nuevos territórios y abren un nuevo camino que discurre por Pamplona, Logroño y León. Terminaría conociéndose como Camino Francés y es el que en la actualidad utilizan los modernos peregrinos. En el año 1122, el Papa Calixto II instituye el Año Santo Jacobeo, aquel en el que el dia 25 de Julio, festividad del Apóstol Santiago, cae en Domingo. Su sucesor, Alejandro III, dicta en 1179 en Viterbo la bula Regis Aeterna, por la que se otorga indulgencia plenaria (perdón a todos sus pecados) a quienes visiten el templo compostelano durante esos años santos. Un embajador del emir Alí Ben Yusuf narraba en el siglo XII: "Es tan grande la multitud de peregrinos que van a Compostela y de los que vuelven, que apenas queda libre la calzada hacia Occidente".